La ciudad de Dublin

Dublín no es de las ciudades más bonitas de Europa. Desde el punto de vista monumental, quizá falten cosas que ver en Dublin. Pero es verdad que tiene un ritmo de vida y un ambiente que hacen que la visita merezca mucho la pena.

El río Liffey separa las zonas norte y sur de la ciudad. Si en otras ciudades el río es un elemento importante, en Dublín lo es más aún, ya que la división entre los distritos impares de la ciudad y los pares no es simplemente geográfica, sino que los barrios, la arquitectura, el carácter e incluso los estilos de vida cambian radicalmente de un lado al otro. Al norte está tradicionalmente el Dublín más humilde y más obrero. El sur, por su parte, es la zona rica, con bonitas casas victorianas y barrios de casas bajas y tranquilas a lo largo de aquella parte de la bahía de Dublín.

Cada barrio tiene sus particularidades, pero también cosas que son comunes para toda la ciudad, como la gran cantidad de pubs y el ambiente que se respira en ellos. Es verdad que en zonas más céntricas como Temple Bar el ambiente de pub de barrio deja paso a otro tipo de diversión, con más gente, más extranjeros y pubs combinados con discotecas y clubs, pero eso no quita que en el resto de barrios sea una constante encontrar pubs con sus camareros encorbatados, sus parroquianos de toda la vida bebiendo Guinness y viendo el canal de las carreras de caballos.

Al norte del Liffey

Centro Dublin

O’Connell Street, la calle principal del centro de Dublín.

Los paseos turísticos y los lugares de interés en el norte de Dublín se agrupan, en su mayoría, en torno a la calle principal de la ciudad, O’Connell Street. Es la calle más amplia y concurrida del centro e Dublín, aunque no es precisamente larga. Comienza en el puente de O’Connell, mencionado en el Ulises de Joyce y tiene una longitud de más o menos ochocientos metros. Eso sí, en ellos tiene edificios tan representativos como la Oficina Central de Correos o el representativo Monumento a la Luz, y en ella nace la comercial Herny Street.

La oficina central de correos es el más representativo de la calle. Está situado aproximadamente en su mitad, y con su fachada blanca y sus enormes columnas es inconfundible. Su valor arquitectónico no es excesivamente especial, pero sí su valor histórico, ya que allí fue donde los revolucionarios del Levantamiento de Pascua de 1916 proclamaron la independencia de Irlanda. La revuelta acabó con sus principales líderes detenidos y condenados a muerte y la declaración de independencia como un documento testimonial, pero sí que puso las bases de la independencia futura. En la ventana principal hay una placa conmemorativa y una estatua del héroe mítico irlandés Setanta.

De todos modos, lo más llamativo de la calle es el obelisco del llamado Monumento a la Luz. Un cono de acero inxodable de 150 metros de altura, cuya punta se ilumina por la noche, creado para conmemorar la llegada del nuevo milenio. Está destinado a destacar en el perfil de un Dublín de edificios muy bajos, pero también a convertirse en símbolo de una ciudad que no tiene grandes edificios representativos. Es más llamativo que bonito, pero tiene una ubicación privilegiada, en el cruce de O’Connell Street con la principal calle comercial de la ciudad, Henry Street.

Henry Street Dublin

Henry Street

Al oeste de este cruce, Henry Street es, junto con Grafton Street -al sur del Liffey-, una de las dos calles comerciales principales de la ciudad. Es un área peatonal, no demasiado grande, pero concentra algunos de los grandes almacenes y centros comerciales más grandes de la ciudad como Debenhams, Arnotts, Penney’s o ILAC. Es menos señorial que Grafton Street, pero tiene mucha más variedad de comercios, precios y tipos de productos que se venden que ésta última.

Al este del cruce, siguiendo por la bocacalle donde está la estatua de James Joyce, está Talbot Street. Es una calle alrededor de la cual hay pequeñas tiendas de menaje, casas de húespedes, albergues y cibercafés y que va a dar a la estación de Connolly. Junto a ella está la estación de autobuses o Busaras.

Ya un poco más lejos de la zona de O’Connell Street, en la parte norte de la ciudad se encuentra el estadio Croke Park de fútbol gaélico, con un museo muy peculiar sobre los deportes autóctonos irlandeses. Y, siguiendo el río hacia el este en un bonito paseo en el que se pasa frente a unos antiguos cuarteles que albergan una de las diferentes sedes del Museo Nacional de Irlanda, se llega a Phoenix Park, uno de los parques urbanos más grandes de Europa, para relajarse y pasear o montar en bicicleta. En él está situada también la residencia del primer ministro.

Al sur del Liffey

Trinity College Dublin

Patio interior del Trinity College

La zona sur del Liffey es mucho más interesante turísticamente hablando. Al sur del puente de O’Connell nos encontramos con una de las estampas de Dublín: la fachada del Trinity College y, al otro lado de la calle, el edificio circular que alberga hoy al Banco de Irlanda y que antiguamente sirvió como Parlamento.

El Trinity College es, posiblemente, la universidad más famosa y con más tradición de Irlanda. Sus alumnos eran mayoritariamente protestantes en sus orígenes, pero hoy no existen distinciones de clase o religión entre sus estudiantes. Es un buen lugar para entrar y darse una vuelta por entre sus edificios, en un ambiente de paz, calma y tranquilidad. Tiene también una famosa biblioteca que alberga el códice del llamado Libro de Kells, que data del año 800 y que puede ser visitado por los turistas previo pago de una entrada.

A apenas unos metros de la fachada del Trinity, al comienzo de la comercial Grafton Street, nos encontramos con la estatua de Molly Malone. Es un personaje ficticio -aunque hay quien dice que existió de verdad-, protagonista de una de las canciones más conocidas del folclore irlandés. En ella se cuenta su historia, la de una mujer que trabajaba como pescadera de día y dama de compañía de noche. Es otro de los símbolos de la ciudad.

Grafton Street es la calle comercial con más prestigio de Dublín y una de las más caras de Europa. Es muy agradable darse un paseo por ella, especialmente los fines de semana -en Dublín las tiendas abren también los sábados y los domingos- y encontrarse, además de algunas de las tiendas más caras de Dublín, espectáculos de mimos y músicos callejeros, actuaciones y muchísimo ambiente. En ella hay sobre todo tiendas de ropa y grandes almacenes de alta categoría.

Grafton Street termina en el parque de St Stephen’s Green, el parque más famoso de Dublín. Mucho más pequeño que Phoenix Park, pero también más céntrico y más cuidado. Ideal para pasear o sentarse un rato a contemplar el estanque o los jardines los días soleados. Al sur del parque, calles como Leeson Street o, sobre todo, Harcourt Street, muestran los mejores ejemplos de arquitectura georgiana de la ciudad. Merece la pena darse una vuelta por allí.

Temple Bar

Temple Bar

Volviendo a la orilla sur del río, el barrio de Temple Bar es una de las principales zonas de cultura y ocio de la ciudad. Allí se combinan salas de conciertos, clubs o la filmoteca nacional con algunos de los pubs y restaurantes más tradicionales de Dublín. Por las noches, especialmente los fines de semana, se llena de gente y el ambiente de diversión y pubs no se puede comparar con casi ningún sitio en Europa.

Y, finalmente, en la zona sur de la ciudad -aunque algo más al oeste- nos encontramos con otra de las atracciones turísticas de Dublín. La fábrica y museo de Guinness. Un lugar donde aprender cómo se hace la cerveza y muchas curiosidades sobre la cerveza más típica de Irlanda y, sobre todo, donde disfrutar de unas magníficas vistas de Dublín mientras se toma una pinta en el bar panorámico del último piso.

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